Agosto de 2018. Un guionista presenta un proyecto a los ejecutivos de una importante cadena de televisión. Está a punto de alcanzar el techo emocional de su discurso. 
—Ésta es una serie rompedora. Vanguardista. Sorprendente. Con un protagonista con una personalidad que marcará a generaciones. Que conquistará a los niños, a los mayores, a millennials...
—Los millennials. Ése es nuestro target fundamental. Los millennials.
—Nuestro protagonista se los va a meter en el bolsillo. Es carismático, es dinámico y tiene ese punto de ingenuidad que tanto atrae a los jóvenes. 
—Excelente.
—Esta serie va a representar un cambio de paradigma en la historia de la televisión. Estoy seguro de que a estas alturas estáis deseando conocer a nuestro protagonista.
—Estamos impacientes. 
El guionista se levanta de su silla y camina solemnemente hasta el fondo de la sala. Se detiene junto a un atril oculto tras una cortina de terciopelo. Respira hondo. 
—Tengo el orgullo de presentaros a... Miki Mus. 
El hombre hace caer la cortina con un gesto dramático. 
—Pero vamos a ver. ¿Esto es una broma? Por el amor de Dios. 
—Qué pasa.
—Cómo que qué pasa. ¿Tú te has vuelto loco, José Miguel?
—Pero no entiendo.
—Este personaje es más viejo que la penicilina. ¡Este personaje tiene noventa años! ¿Ésta es tu idea de vanguardia? ¿Éste es tu cambio de paradigma? Por los clavos de Cristo...
—Pero qué personaje tiene noventa años. Qué dices.
—Tú no puedes estar bien de la cabeza. Cómo que qué personaje. Es el puto Mickey Mouse de toda la puta vida. No me lo puedo creer. 
—Eh, eh. Un momento. Miki Mus no tiene NADA que ver con Mickey Mouse. 
—Pero si es IGUAL. Pero si se llama IGUAL. Pero si lo único que has hecho ha sido escribir mal su nombre, analfabeto. Esto es una vergüenza.
—Un momento. Vamos a ver. Claro que hay una influencia. Todo el arte es derivativo...
—El arte, dice. ¡El arte!
—Escúchame, por favor: en lo sustancial los dos personajes no tienen ninguna relación. ¡En absoluto!
—Quieres hacer el favor de decirme una sola diferencia SUSTANCIAL entre Mickey Mouse y esta copia de mierda.
—Por supuesto: Miki Mus juega al mus.
—Oh.
—¿He conseguido captar tu atención?
—Continúa, por favor. 
—Bien. Miki Mus tiene una novia que se llama Mini Mus. 
—¿Y juega al mus?
—Bingo.
—Fascinante. 
—Miki también tiene un perro que se llama Plutón. 
—¿Juega al mus?
—No. A ver. Es una mascota.
—TIENE que jugar al mus. 
—Bueno. Podríamos valorarlo.
—No hay NADA que valorar. Plutón juega al mus. Punto. 
—De acuerdo. Juega al mus.
—Qué más. 
—Otro personaje con carisma: el Pato Ronald.
—Quién es el Pato Ronald.
—Es el mejor amigo de Miki Mus.
—¿Pero juega al mus?
—Por supuesto.
—Fantástico. Esto va a ser un pelotazo. 
—Va a ser un pelotazo... de ÓRDAGO.
—JAJAJAJAJAJAJA.
—JAJAJAJAJAJAJA.
El guionista y el presidente de la cadena se funden en un abrazo. Lloran
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